Fanny Blankers-Koen |
Tokio sería
la sede de la XII Olimpíada, en 1940. Pero China que había sido invadida por
los japoneses, protestó. El Comité Olímpico por medio de las gestiones
democráticas, hizo que los japoneses renunciaran a ser la capital de los
juegos. La Olimpíada fue transferida a Helsinki, en Finlandia, pero las tropas
soviéticas invadieron el país. No había motivación para la realización de los
juegos olímpicos aquel año. El mundo estaba en guerra.
En 1944, la segunda Guerra Mundial impidió la realización de una Olimpíada, prevista para realizarse en Londres. El mundo en 1948 era otro, repleto de cicatrices y traumas. Era la consagración del espíritu olímpico el simple hecho de que Londres seria sede de una Olimpíada después de la guerra. Los historiadores usaron expresiones como "increíble" y "conmovedor" al describir el esfuerzo británico para realizar la competición. En la Olimpíada de Londres, no hubo resultados sorprendentes. Varios factores llevaron al prejuicio técnico del evento. El deporte pasó por un receso forzado, en el que una generación de atletas dejó de competir, sin contar con aquellos que murieron en batallas, campos de concentración y hasta en sus casas. Como si no fuera suficiente, llovió durante la realización de las pruebas. Las pistas y los campos estaban casi siempre inundados. Uno de los atletas más aclamados en el cierre del desfile fue la holandesa Fanny Blankers-Koen. A los 32 años, era la más vieja de todas las mujeres competidoras, tanto así que recibió el apodo de abuela. Fanny ganó cuatro medallas de oro, ninguna mujer antes había logrado tanto.
En 1944, la segunda Guerra Mundial impidió la realización de una Olimpíada, prevista para realizarse en Londres. El mundo en 1948 era otro, repleto de cicatrices y traumas. Era la consagración del espíritu olímpico el simple hecho de que Londres seria sede de una Olimpíada después de la guerra. Los historiadores usaron expresiones como "increíble" y "conmovedor" al describir el esfuerzo británico para realizar la competición. En la Olimpíada de Londres, no hubo resultados sorprendentes. Varios factores llevaron al prejuicio técnico del evento. El deporte pasó por un receso forzado, en el que una generación de atletas dejó de competir, sin contar con aquellos que murieron en batallas, campos de concentración y hasta en sus casas. Como si no fuera suficiente, llovió durante la realización de las pruebas. Las pistas y los campos estaban casi siempre inundados. Uno de los atletas más aclamados en el cierre del desfile fue la holandesa Fanny Blankers-Koen. A los 32 años, era la más vieja de todas las mujeres competidoras, tanto así que recibió el apodo de abuela. Fanny ganó cuatro medallas de oro, ninguna mujer antes había logrado tanto.
SERGIO TOLABA
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