JUEGOS OLÍMPICOS DE SAN LUIS 1904
Días Antropológicos en San Luis 1904, la mayor afrenta racista en la
historia del deporte
En 1904, durante la disputa de
los Juegos de San Luis, se llevó a cabo la que está considerada la mayor mancha
racista en la historia del deporte. Muchos son los episodios de racismo que se
han dado a lo largo de la historia del deporte. Por desgracia, aún en nuestros
días. Pero nadie duda de que el capítulo más grave, más lamentable, se produjo
en 1904, durante la disputa de los Juegos Olímpicos de San Luis. Eran otros
tiempos, se trató de un hecho que hoy nos parecería inadmisible, pero no hay
duda de que dejó marcado para siempre el espíritu del olimpismo. Fue la tercera
edición de los Juegos Olímpicos modernos -los primeros en continente
americano-, una de las más importantes para sentar las bases del futuro. Porque
se estrenaron deportes posteriormente vitales como la natación, y porque se
repartieron por primera vez las medallas. Pero paralelamente a su disputa, se
decidió organizar unos Antrophological Days. Dos jornadas de bochornoso
racismo, para los que se obligó a competir a aquellos que los estadounidenses
consideraban "seres primitivos", como negros africanos, indios sioux
y de otras tribus, moros, patagones, sirios, o pigmeos. Una triste parodia de
los Juegos con el único fin de demostrar la supuesta superioridad física y
moral de la cultura anglo-americana, y que se convirtió en un lamentable
espectáculo, denigrando a unas razas que por aquel entonces se consideraban
inferiores e indignas. Era la manera perfecta, consideraban los organizadores
de tal evento, William J. McGee y James Sullivan, figuras importantes en la
antropología y en el deporte estadounidense respectivamente, de demostrar la
inferioridad del mundo indígena. Con ello se pretendía demostrar su completa
jerarquía racial. Durante el primer día, les pusieron a competir en deportes ya
habituales para los Juegos Olímpicos; deportes, en cualquier caso, a los que
estas personas no estaban habituadas y para nada interesadas en realizar. Las
carcajadas de los espectadores -muy numerosos- se desataban cuando, por
ejemplo, uno de ellos era capaz de lanzar el peso a sólo tres metros, cuando en
realidad era un ejercicio que estaban realizando por primera vez. En la segunda
jornada dieron paso a deportes supuestamente más habituales para los salvajes,
como les denominaban. Por ejemplo, les hacían disparar flechas con arcos
-posteriormente, deporte olímpico- o subirse a árboles en la menor brevedad
posible. Pierre de Coubertin, el fundador de los Juegos Olímpicos modernos y
verdadero valedor y defensor del espíritu que debía acompañar esta celebración,
quedó muy molesto y dolido. No tanto al principio, cuando consideró la idea
como una "travesura de país joven", sino cuando comenzó a celebrarse
la lamentable exhibición, y pudo contemplar in situ la crueldad y ofensa que se
producía dentro de ella. Fue entonces cuando tildó aquellas jornadas de
"mascarada ultrajante", y, totalmente indignado, soltó una frase
profética: "Esto dejará de existir cuando estos negros, estos cobrizos,
estos amarillos, aprendan a correr, a saltar, a lanzar, y dejen a los blancos
que hoy les están humillando por detrás de ellos". Así ha sido.
Y mientras, un atleta negro haciendo historia
En cualquier caso, no deja de
sorprender que durante estos Juegos Olímpicos de San Luis, durante esta mancha
imborrable de racismo en el deporte, se viviera la primera medalla olímpica de
un atleta negro norteamericano. Se trataba de George Poage, hijo de esclavos
nacido en Missouri en 1884, y que consiguió llegar al instituto, donde brilló
tanto en el campo deportivo como a la hora de estudiar, convirtiéndose en el
primer africano-americano en graduarse de la escuela.
Ya en la Universidad de
Wisconsin, donde entró para estudiar Historia, comenzó a formar parte del
equipo universitario de atletismo, siendo también el primer atleta negro que lo
conseguía. Y aunque no lo tuvo fácil, fue ganándose el respeto de todos a
medida que iba ganando carreras. En 1904 terminó la carrera, con una tesis
final llamada "Una investigación sobre las condiciones económicas de los
negros en el Estado de Georgia durante el periodo de 1860-1900". Y ese
mismo año fue llamado para competir con el equipo estadounidense en los Juegos
Olímpicos de San Luis. Ahí se convirtió en el primer atleta negro que conseguía
una medalla olímpica. Y lo hizo por partida doble: bronce en los 200 metros vallas y en
los 400 metros
vallas. Eso, a pesar de que le solicitaron en más de una ocasión que se sumara
al boicot que estaban realizando los africano-americanos a causa, precisamente,
de aquellos Días Antropológicos. Probablemente, las medallas ganadas por Poage
fueron la mejor manera de demostrarles que estaban muy equivocados.
Fuente: libertad digital
SERGIO
TOLABA
ACADEMISTA OLÍMPICO
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