MISHA MASCOTA DE LOS JUEGOS |
Por primera vez un país comunista era sede de la más grande fiesta mundial del deporte. El Muro de Berlín fracturaba el corazón y el alma de Alemania. Estos hechos aumentaban la importancia del evento en Moscú (antiguo imperio de los Zares) que abría sus puertas al mundo. La fiesta habría sido completa si no fuera por el boicot liderado por su principal invitado, los Estados Unidos. Los norteamericanos estaban ausentes como protesta a la invasión de Afganistán por la Unión Soviética en 1979. La apertura fue el 19 de Julio en el Estadio Central Lenin y comandada por el presidente Leonid Brejnev. Según la tradición, la bandera olímpica debería ser llevada por Jean Drapeau, gobernador de Montreal (ciudad que fue sede de la Olimpíada anterior). Como Canadá participó del boicot liderado por los Estados Unidos, Drapeu no fue al país. Envió como representantes a Sandra Henderson y Stephane Prefontaine, dos jóvenes que cargaron la antorcha olímpica en Montreal. Como protesta contra la invasión de Afganistán, algunas delegaciones desfilaron con la bandera olímpica en vez de su bandera nacional. En el cierre de la Olimpiada, la fiesta estaba repleta de bailarines, acróbatas, gimnastas y carros alegóricos transportando matriuskas (tradicionales muñecas rusas). Misha, la mascota de los juegos de Moscú, apareció en versión gigante midiendo ocho metros de altura y cercado por 500 bailarines. Mientras partía, una orquestra de 700 músicos interpretaba una canción soviética. Si el imperio soviético quería aliviar los errores del régimen por algunos momentos, consiguió hacerlo en estas Olimpíadas.
SERGIO TOLABA
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